“CELEBRANDO EL DÍA DE LA GASTRONOMÍA SOSTENIBLE” con el libro -EL ARTE DE LA COCINA ARAGONESA-

“CELEBRANDO EL DÍA DE LA GASTRONOMÍA SOSTENIBLE” con el libro -EL ARTE DE LA COCINA ARAGONESA-

La asamblea General de las Naciones Unidas en 2016 decidió que cada 18 de junio se celebraría el día de la Gastronomía Sostenible.

La Gastronomía Sostenible, es el argumento y la singularidad que mejor define un territorio, es consecuencia de un sinfín de aspectos culturales que se conforman por la acción humana en cada rincón del planeta. El equilibrio entre un lugar y las personas que lo habitan es un ejemplo que muestra la esencia del papel que juega la sostenibilidad y que se debe dar a las generaciones presentes y futuras para que el ser humano se integre en la evolución misma del planeta, de no hacerlo, las consecuencias serán dramáticas para la humanidad.

Este año celebro esta efeméride con este libro “EL ARTE DE LA COCINA ARAGONESA”, la obra evidencia y pone de relieve el significado y necesidad de esta sabia acción y nos recuerda un pasado no tan lejano donde la relación entre los seres humanos y el planeta era muy distinta a lo que vivimos ahora.  

Para hablar con propiedad de Gastronomía Sostenible, debemos tener en cuenta donde se cultivan los alimentos y la estacionalidad de estos, ser conscientes de los alimentos que elegimos para hacer una receta que muestre en el plato la sostenibilidad y manifieste con rotundidad la gastronomía y cultura alimentaria del territorio generada durante generaciones.

El recetario de Darío Vidal, evidencia de forma palmaria lo que aconteció en la mesa en el territorio aragonés durante la década de los años 70, antes del tsunami de la globalización. La pérdida de identidad de la gastronomía local es hoy una realidad salvo pequeñas excepciones en Aragón como en la gran mayoría de las regiones del mundo. El libro a través de sus 400 recetas, hace referencia a lugares y personas, enseña la sinergia e interacción entre las localidades y sus habitantes, a la vez que ilustra el acervo cultural conformado durante generaciones.

El autor, presenta el trabajo el jueves 15 de junio a las 19:00 horas en la Liberia GIL de Santander.

El libro constata la sencillez y a la vez el ingenio y sabiduría de como alimentar el pueblo estableciendo un equilibrio, un nexo, una conexión precisa y una simbiosis perfecta entre la naturaleza y los habitantes. Aspectos que la globalización, los intereses de la agroindustria y la revolución tecnológica han borrado casi por completo y que el inconsciente colectivo ha permitido la proliferación y homologación de una cocina fusionada sin identidad y huérfana de singularidades.

Este descomunal error se puede reconducir si de manera colectiva tomamos consciencia que el alimento nunca debe ser tomado como un elemento de lucro y especulación, que su papel es clave en el equilibrio entre; planeta, animales, plantas y humanidad. El mantenimiento de las culturales gastronómicas locales y singularidades alimentarias son consecuencia de cientos y miles de años de historia.

Esta riqueza ha sido dada a la humanidad por el Creador, no comprender esta verdad, es no asumir la responsabilidad que como seres humanos tenemos y debemos cumplir para dejar en herencia y así permitir la convivencia y salvaguarda de las singularidades del planeta que a su vez complementan la grandeza del crisol de culturas que hay en el planeta.

El recetario muestra el uso abundante de verduras y legumbres, aspecto que hoy es bien distinto incluso en las zonas rurales, teniendo tierra y agua se prioriza la compra en grandes superficies por el desprecio al oficio más antiguo que el ser humano ejercicio cuando se hizo sedentario. Todavía hoy, algunos justifican y aceptan situaciones en los mercados fruto de la especulación y la pérdida de valores y respeto a la vida en el planeta. ¿Quién puede creer a estas alturas que es sostenible y justificar encontrar legumbres, carnes u hortalizas procedentes de cientos o miles de kilómetros a precios por debajo de la producción en origen?

Ese desatino de abandonar y no valorar el oficio que da de comer, dejando en manos de unas pocas multinacionales el acaparamiento y poder de las semillas, está teniendo grandes consecuencias para el mantenimiento del equilibrio en el planeta, a la vez que está suponiendo la mayor erosión de sabores, texturas, olores y aromas por la elección de una semilla con el único parámetro de la que deja mayor rédito al empresario.

Ante este frenesí, el mundo de la cocina se diluye, y aparecen los que llaman alta cocina para diferenciarse de la otra cocina, y solo está amparada en la técnica y en un mayor precio, pero poco más. No nos engañemos, no hay ni alta ni baja cocina, hay cocina con principios o mala cocina.

Ni la agricultura ni tampoco la ganadería intensiva es la fórmula, el éxito está en el equilibrio entre tradición, tecnología, vertebración y cooperación. La riqueza debe distribuirse para que el mundo pueda comer en consciencia, debe recuperarse en buena parte el alimento generado en el territorio y se debe atajar el afán especulativo ligado al alimento. Construir sociedades que no sean dependientes del alimento y educar en materia alimentaria son activos que fortalecen un territorio y un país frente a los que no lo son.

He escrito en este blog muchas veces, nadie puede comer o pedir aquello que no conoce, la sociedad debe crear personas cultas en la mesa para que la sostenibilidad vuelta a ocupar el sitio del que nunca debió salir.

A través de este libro, podemos hacer una profunda y sabia reflexión de todo lo que estamos a punto de perder en la tierra aragonesa y no es distinta a otros lugares, la aculturación de la gastronomía, la deslocalización en la producción, la desvertebración de los pueblos, el abandono de las semillas y oficio de hortelano, y la pérdida de la identidad de una cultura gastronómica conformada por generaciones. ¿Acoso no son suficientes motivos para tomar otra vía, otro camino y modo de hacer las cosas?

La gastronomía sostenible será un verdadero cumplimiento cuando cada individuo o persona reconozca la situación y luego acepte que es una realidad que concierne a cada uno por igual. Todo el colectivo humano en cualquier rincón del planeta debe pasar a la acción para recuperar en el territorio, en la mesa y en el paladar el verdadero sabor de cada parte del planeta.

La humanidad debe evolucionar y fusionarse con la creación de la que es parte, a través del reconocimiento que tenemos de ella. Consciencia de nuestros actos y conocimiento del alimento que nos nutre son facetas fundadoras para este nuevo tiempo. -Invertir en Gastronomía Sostenible es crear posibilidades de futuro-

 

                     Cambiando el hábito de comer, cambiamos el mundo.

 

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