11 Jun COCINA RESPONSABLE
OTRO MIRADA AL MUNDO DE LA ALIMENTACIÓN
«La relación que hay entre un alimento y el hombre es algo intimo y personal».
Es importante saber a quien escuchamos, de quien nos asesoramos, hay relaciones y vínculos que nos hacen estar fuera de nuestra identidad. Si no somos nosotros que sentido tiene hacer las cosas bajo el dominio de lo que otros dicen o hacen. Es una lástima seguir a alguien y darse cuenta más tarde que nuestra personalidad estaba ausente.
La cocina responsable es aquella que menor impacto ejerce sobre el planeta, es vivir, sentir, creer, conocer la diversidad de las cultura locales alimentarias para establecer un equilibrio entre los reinos vegetal, animal y mineral.
Garbanzos de Caspe. Mariano Camón de 83 años heredó la semilla de su padre. Lleva toda la vida cultivándola para consumo familiar.
La cocina responsable lleva implícito la capacidad de enamorar, de crear, de divertir, en definitiva es conformar algo desde el corazón para animar a otros corazones. Esto sólo se puede revelar en los cocineros cuando de verdad su posicionamiento y certeza en el trabajo cotidiano va más allá que el de diseñar una receta con el único propósito de que tenga buen sabor o que reporte grandes beneficios.
«Que viajen las personas y no los alimentos».
La cocina responsable debe mostrar y enseñar un nuevo formato de cocina. Es un error de bulto la deslocalización, la desestacionalización y la fatiga que padecen muchos productos antes de llegar al lugar de consumo. Todo ello tiene unas consecuencias en su contenido y un efecto sobre los reinos de la naturaleza.
La cocina responsable se construye con el soporte de la armonía que debe existir entre el planeta tierra y la creatividad que cada ser humano va a poner para diseñar platos y disfrute del colectivo.
Posiblemente la mejor manzanilla del mundo. En la actualidad Antonio Reula es el único producctor.
«Cambiando el hábito de comer, cambiamos el mundo».
Cocinar es un acto de responsabilidad universal, cada territorio del mundo expresa una realidad diferente y muestra de forma inequívoca la esencia y el reflejo de ese lugar concreto. Cuando somos cómplices del modelo productivo de alimentos de la actualidad y seguidores de las tendencias culinarias a nivel global participamos de lleno en la monopolización y estandarización de la oferta culinaria. La decisión a la hora de comprar y de cocinar son dos aspectos que tienen una importancia capital en el entorno.
Entonces, deberíamos preguntarnos una y mil veces, ¿Qué grado de conocimiento tengo sobre la cultura alimentaria de mi región o país?, ¿ Qué importancia tiene para mi el proteger y salvaguardar los hábitos culinarios tradicionales?, ¿Qué legado del patrimonio alimentario deseo dejar a las generaciones futuras?
Ramón Campo. Todavía mantiene el cultivo de la judia plana y el bolinche de Betorz, dos variedades de sabor inédito.
El mejor legado que podemos dejar a las generaciones futuras es el asumir como una responsabilidad personal el reconocimiento y aceptación de las culturas alimentarias locales del mundo como un patrimonio único y que forma parte de la esencia cultural de cada territorio, para poder comprender lo que significa su mantenimiento y cuidado dentro de la sociedad.
La cocina responsable es la llave para crear una sociedad sostenible, es el argumento base para construir un turismo responsable, es el ejemplo para mostrar como deben hacerse las cosas si se pretende proteger al reino mineral, vegetal y animal con el soporte de la consciencia del ser humano. Es un error pensar que hay mejores o peores cocinas, lo que debemos constatar es la diferencia entre cocina responsable y lo que no lo es.
Beatriz y Oscar del Restaurante Origen. Un ejemplo de cocineros comprometidos con el territorio y la cocina local.
Si no conocemos ni hemos probado toda la biodiversidad que hay en el mundo es un atrevimiento y resulta difícil argumentar las expresiones; el mejor plato del mundo o el mejor cocinero del mundo.
Los Bancos de Germoplasma como el del C.I.T.A en Zaragoza ofrecen una propuesta infinita de semillas para trabajar con nuevos productos, nuevos sabores, nuevas textura y nuevas propuestas culinarias.
Congeladores del Banco de Germoplasma del C.I.T.A. Sólo de Aragón hay una colección de 2.000 semillas entre hortícolas y legumbres.
«Conocer los tesoros de un banco de germoplasma es una responsabilidad cultural de primer orden para ciudadanos y cocineros».
No podemos comer, hablar y reflexionar de aquello que no conocemos; ¿será importante saber cual es el patrimonio alimentario que se disfruta diariamente con los cinco sentidos?.
Bibliografía consultada.
– Tratado de Telurología. D.Didier. Ediciones Parientes, 2002.
– La Nutrición Sensorial. Didier Delrieux & Abigaelle Lacombe Didier. Ediciones Maison Dunoyer, 2012.
LUZ AMPARO GOMEZ RIVERA
Posted at 15:54h, 11 octubresiempre me había interesado por la comida saludable, pero este tema me ha parecido muy interesante, ademas que tambien puede ir de la mano de la comida saludable.
seguire investigando para conocer mas.