18 Sep CULTURA ALIMENTARIA EN EL ALTOARAGÓN
En esta ocasión el destino nos llevó a Benabarre, capital cultural de la Ribagorza. El encuentro fue en el bello Castillo de los Condes de Ribagorza, una fortificación de estilo románico.
Materialmente imposible desgranar todo la cultura alimentaria en algo más de una hora, pero si tiempo suficiente para mostrar la riqueza y el potencial de la provincia de Huesca desde el punto de vista alimentario y a la vez reflexionar sobre el pasado, el presente y tomar consciencia del futuro que deseamos.
Pascual Madoz aunque nace en Pamplona, con 7 años se traslada con su familia a Barbastro, estudia en la ciudad del Vero y más tarde Derecho en la Universidad de Zaragoza. En su Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar que publicó entre los años 1845 -1850 a través de 16 volúmenes después de más de 15 años de trabajo describe sobre Benabarre.
Benabarre: La producción de este suelo se reduce a cereales del que puede hacerse muy poca extracción. Vino que generalmente se lleva a tierra de Campo y Benasque, algún aceite y toda clase de legumbres, frutas y hortalizas. También se coge mucha patata y la plantación de la morera ofrece en algunos puntos al industrioso labrador, algunas partidas de seda, que en cierto modo recompensa la escasez de otros productos. Cría ganado lanar, cabrito y de cerda y hacia el norte vacuno y aun caballar, bien que esta granjería ha venido casi a destruirse a consecuencia de la guerra civil. Abundan mucho las perdices que llevan diferentes arrieros hasta Zaragoza y no faltan liebres y conejos, viéndose igualmente en los sitios más ásperos y elevados, osos, jabalíes cabras montesas y otros animales dañinos. En los ríos se cogen excelentes truchas y otros pescados de menor importancia. Producciones; Trigo puro, centeno, cebada, mijo, avena, escalla, judías, algún lino, cáñamo, vino y poco aceite, más la primera es tan escasa que no alcanza al consumo de la población. Cría ganado lanar, cabrío y de cerda, caza de conejos, liebres, palomas torcaces, tordos, charros, abundancia de toda clase de pajarillos en la estación de otoño, y muchas zorras, algunos lobos y gatos monteses. La cosecha anual de 800 cahices de judías y 300 de guijas.
Pronto se cumplirá dos siglos de esta efeméride, sorprende muchos detalles de la obra, da una idea del tipo de producciones que se daban en la época, de la exuberancia de la naturaleza, presencia de animales y de una vida totalmente independiente, donde la sostenibilidad y el respeto a los reinos de la naturaleza era una evidencia.
El cronista, dejó unas reflexiones del León de Graus, el insigne Joaquín Costa padre del regeneracionismo español. Así como observaba y deliberaba sobre la nación española, siempre mostro una preocupación por el mundo rural y su desarrollo. El polifacético Costa, anteponía la educación como base de la cultura de un pueblo y se mostraba un verdadero protector de los hombres del campo por la labor de suministrar alimento a la sociedad.
Cierto es, mucho hemos de cambiar y aprender sobre el cultivo, la biodiversidad y el rol de los hombres y mujeres del campo. El desprecio hacia ellos, es una realidad, actualmente nadie quiere cultivar y los que lo hacen están a miles de kilómetros de nuestras casas. Evidentemente la relación con la Tierra, debe empezar a ser otra, pues de lo contrario las consecuencias ya las estamos viendo.
La pérdida de identidad en los territorios rurales así como la desaparición de la cultura y diversidad hortícola y culinaria muestran un deterioro social con graves consecuencias debido a la aparición en las últimas décadas del modelo social consumista, dependiente, lineal y globalizado.
Con toda seguridad el equilibrio, el punto medio, allí está la medida justa para resolver el panorama casi desolador que nos presenta la realidad actual en materia de alimentación.
Estamos viendo como la vulnerabilidad y dependencia alimentaria es una realidad en las zonas rurales, un asunto que dice todo del abandono de una cultura ancestral y heredada tras generaciones.
Las huertas han quedado relegadas al olvido (en muchos casos cubiertas de cemento fruto de la especulación zafia), muchas semillas pérdidas para siempre y una gran parte de la sabiduría del campo y de la cocina enterrada bajo tierra.
Si cambiamos tod@s, las generaciones venideras en la tierra altoaragonesa podrán seguir disfrutando de la grandeza del patrimonio alimentario fruto de la conexión entre el reino mineral, vegetal, animal y la consciencia de los seres humanos que han habitado esta tierra.
Biodiversidad vegetal altoaragonesa
CEBOLLA BLANCA BABOSA DE HUESCA
CEBOLLA PORRONA DE TORRES DE ALCANADRE
ESPÁRRAGO FINO DE CASTILLAZUELO
CARDO DE LA HOYA DE HUESCA
LECHUGA MORENETA DE ONTIÑENA
BORRAJA
COLIFLOR DE LA HUERTA BARBERETA DE HUESCA
BROQUIL DEL ALTORAGÓN
NABO DE YOSA DE SOBREMONTE
ACELGA DE LA HUERTA OLIVÁN DE HUESCA
MELÓN DE GUARDAR DE SARIÑENA
MELÓN DE BARBASTRO
ALPICOZ DE BIERGE
CALABAZA AMARILLA DE PANZANO
GARBANZO FINO DE SARIÑENA
LENTEJA DE CENTENERO
JUDÍA DEL GANCHO ROMANA DE ARAGUÁS
JUDÍA VERDEÑA DE BARCABO
BOLINCHE DE BETORZ
JUDÍA BLANCA O DE LA VIRGEN DE MARZO DE BINACED
JUDÍA DEL RECAO DE BINEFAR
JUDÍA RIÑON DE BROTO
JUDÍA FINA DE CAPELLA
BOLICHE ROJO DE EMBÚN
JUDÍA DE LA FUENTE DE ESTADILLA
JUDÍA BLANCA O RASTROJERA DE LA HOYA DE HUESCA
JUDÍA PINTA DE LA HOYA DE HUESCA
JUDIA DEL PILAR DE RASAL
JUDÍA CAPARRONA DE MONZÓN
BOLICHE BLANCO DE VIÓ
GUISANTE DE FRAGA
BISALTOS DE LOARRE
TOMATE ROSA DE BARBASTRO
TOMATE CERECERO DE COLGAR DE BINACED
TOMATE DE CORAZÓN ROSA DE ESCAR DE HUESCA
TOMATE AURORA DE LAPERDIGUERA
ALCAPARRAS DE BALLOBAR
AZAFRÁN DEL ALTOARAGÓN
MANZANILLA DE MONTMESA
TRUFA NEGRA DE INVIERNO DE HUESCA
ACEITE ALQUEZRANA, VERDEÑA, NEGRAL, ROYA
La vida está dando otra oportunidad, hay que ponerse a trabajar muy en serio para doblegar la difícil situación que se presenta en cualquier rincón del planeta.
Todo empieza por una decisión, ¿por qué no empezamos hoy?
“Cambiando el hábito de comer, cambiamos el mundo”
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