DIETA MEDITERRÁNEA

DIETA MEDITERRÁNEA

La civilización mediterránea aglutina un buen número de culturas y pueblos, civilizaciones como la griega, romana, etc. han desarrollado una cultura, historia y modelo de vida propio que ha influenciado en la cultura de Occidente de la que hoy somos testigos.

Este verano visite la isla de Corfú para constatar que quedaba en pie de la llamada dieta mediterránea, la realidad confirmó mis peores predicciones. Nada es, ni se parece a lo que fue tan solo hace medio siglo. Recuerdo la frase de mi querido amigo Joaquín Coll, “Me resisto a llamar desarrollada, a una sociedad que no ha desarrollado más que su irregular capacidad de enriquecimiento”

Corfú, iglesia de San Espiridón.

El ser humano tiene costumbre por estudiar, documentar y archivar todos los elementos que son parte de la vida y dan testimonio de momentos precisos de la historia. Por ello a través de los museos y galerías, conserva decenas y millares de obras de arte en forma de cuadros, piedras, vestidos, edificios, etc… para poder comprender como fue el pasado y a través de él poder conformar de manera más precisa y concreta la realidad y verdad.

Personalmente, desde que era niño me ha atraído saber porque había expresiones diferentes de alimentos en un mismo pueblo y en una misma calle, observaba una riqueza que hoy está casi desaparecida. Vislumbraba una sabiduría en la relación de las personas con la tierra, las plantas y los animales que actualmente, una vez que hemos cruzado un cuarto del presente siglo miro con tristeza y decepción la ignorancia y desprecio de la sociedad moderna ante esa abundancia que esta quedado reducida a una mínima expresión de lo que fue.

La comida y la relación que hay de las personas en torno a ella y al lugar que habitan, considero que es la triada que da sentido a la vida y la que nos pone en total relación con el planeta o la que nos separa y nos lleva al desastre, realidad que hoy está más presente que nunca y que pone en peligro la continuidad de la especie humana en el planeta y la conservación de este para poder ser un lugar habitable a las próximas generaciones.

Caída del sol en el Mediterráneo.

El poeta griego Cleóbulos fue uno de los siete sabios de Grecia. A él se le atribuye la máxima “La moderación es lo mejor”. Los filósofos en la antigua Grecia consideraban la alimentación un aspecto capital dentro de la vida cotidiana tanto para el cuidado de la salud del cuerpo, de la mente y de la apariencia física.

De manera general los filósofos fomentaban la frugalidad, la moderación en la alimentación, evitando excesos y primando la sencillez. Su pensamiento consideraba que una alimentación equilibrada y moderada mejoraba el estilo de vida y el de los pensamientos. Así mimo los filósofos veían la alimentación como un elemento para entender mejor el mundo y a uno mismo. Para los filósofos la alimentación no quedaba en una necesidad básica, era un papel vital en el desarrollo personal y en la conexión con la ética y conocimiento de esta.

Ancel Benjamín Keys, fue un científico que estudio la fisiología humana y realizó un trabajo de estudio y divulgación de la dieta mediterránea, su trabajo se centro en el efecto de la dieta sobre las enfermedades cardiovasculares. Se intereso muy pronto sobre la relación entre el colesterol en sangre y las enfermedades de corazón. Su trabajo de investigación le llevo a publicar en 1975, How to Eat Well and Stay Well. The Mediterranean Way, -traducible al castellano como ‘Cómo comer bien y estar bien al estilo mediterráneo-. Keys relaciona las enfermedades coronarias con la mala alimentación, y propone una dieta basada en los ingredientes típicos de la Cuenca mediterránea. Keys en sus estudios detectó una baja incidencia de cardiopatías en estos países, en particular en la isla de Creta.

A raíz de los trabajos de Ancel Keys, en los años 1970 se popularizó la dieta mediterránea, primero en los Estados Unidos y rápidamente en todo el mundo occidental. Esta dieta se basaba en el aceite de oliva, las frutas y verduras, el pescado y reducía la ingesta de lácteos, carnes y dulces.

En 1970 se publican los resultados de su -estudio de los 7 países, en el que se estudió la dieta típica de siete países (EE. UU, Finlandia, Italia, Grecia, Holanda, Japón y Yugoslavia), y llegó a la conclusión de que los griegos eran los que mayor esperanza de vida tenían. Los cretenses tenían una menor tasa de incidencia de cardiopatías y de otras enfermedades relacionadas con la dieta.

En Grecia se evaluó a los habitantes de la isla de Creta y la isla de Corfú. Los griegos se encontraban en un período de Cuaresma que implica abstenerse de alimentos de origen animal. El seguimiento del ayuno religioso era estricto y frecuente en estas regiones. Esto significa que en el momento de ser estudiados gran parte de la población comía muy pocos alimentos con grasas saturadas. Sin embargo, esto no representaba su alimentación habitual. La relación entre su alimentación y la baja tasa de enfermedades cardiovasculares no resulta válida. La mayor parte del año los griegos consumían alimentos ricos en grasas.

El investigador y médico español Francisco grande Covián fue invitado por Ancel Keys en el año 1952, algo más de dos décadas trabajo en la Universidad de Minnesota. El trabajo más importante y conocido del doctor Covián, es la relación entre el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular y la dieta.

En pleno siglo XXI, en la medida que el ser humano se aleja de la naturaleza, está hace lo mismo, en la medida que el ser humano se aparta de la dieta mediterránea, el desequilibrio en la salud empieza a aparecer. Todo esta relacionada, la vida esta ordenada hasta el más pequeño detalle, somos los seres humanos los que nos apartamos del orden y de las responsabilidades que tenemos frente al planeta, la tierra que nos acoge, las plantas y los animales. Somos la supraconciencia del planeta y tenemos libre albedrío, lo que acontece hoy se nos ha ido de las manos.

Palacio de San Miguel y San Jorge en Corfú.

La verdadera razón de ver luz donde casi todo es oscuridad pasa por un cambio de conciencia colectiva y subir nuestra percepción más allá de nuestra propia concepción humana. Seguir haciendo lo mismo, el resultado será trágico para la raza humana en todas las áreas.

Con todos los adelantos en materia de ciencia, seguridad e higiene que ha aportado la investigación y hemos errado en el modelo alimentario dejándolo en manos de la gran industria. La dieta mediterránea es un mito, ya no existe, vean las cifras de obesidad y otros trastornos alimentarios solo en nuestro país para comprender que lo que funcionó y era bueno para todos, no era negocio para unos pocos y había que romper el equilibrio para generar enfermos y tener clientes.

Los intereses de unos pocos, una vez más es la causa de los desajustes de la sociedad en la Edad Contemporánea. Nos han convertido en rebaño, en seres vulnerables como nuca antes había ocurrido y dependientes para todo.

Dice tanto de los seres humanos, además de no saber acabar con el hambre en el mundo en el siglo XXI, han creado un modelo alimentario que el único fin que tiene es el negocio.

La dieta mediterránea de la que habló tanto y bien el profesor grande Covián y decía “comer de todo en plato pequeño”, la dieta basada en el aceite de oliva virgen, legumbres, frutas, verduras, pescado y en menor medida lácteos, carnes y dulces. A todo esto, añadir el ejercicio físico y una mirada optimista hacia la vida.

De los más de 8000 mil millones de seres humanos que habitan la Tierra, ¿cuántos cumplen con esta máxima?

 

                     Cambiando el hábito de comer, cambiamos el mundo.

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