HOMENAJE AL NATURALISTA ARAGONÉS “DON FÉLIX de AZARA”

HOMENAJE AL NATURALISTA ARAGONÉS “DON FÉLIX de AZARA”

El 18 de mayo de 1742 nace Félix de Azara en la localidad Oscense de Barbuñales. Fue militar, ingeniero, explorador, cartógrafo, antropólogo y destaco de manera especial en la disciplina de naturalista.

Casa Natal de Félix de Azara en Barbuñales.

Seguramente, la labor más importante que realizo a lo largo de su vida fue fruto de la intuición y el deseo descubridor, su largo periplo por América del Sur es una de las obras más sobresalientes de este universal aragonés.

“Azara”, regreso a España en 1801 después de más de 20 años en el continente suramericano. Volvió a su tierra natal donde falleció a la edad de 79 años el 20 de octubre de 1821.

Este ilustre aragonés, adelantado a su tiempo, fue el precursor de la evolución de las especies por su obra en el Sur de América. Charles Darwin, menciona a “Azara” en su obra “El origen de las especies”.

Alguna de las obras expuestas en el IAE de Huesca.

El año 2021, el Instituto de Estudios Altoaragoneses IEA, ha efectuado una acción para conmemorar el 200 aniversario de la muerte de “Azara”. Paradójicamente, si reflexionamos sobre su carácter descriptivo sobre las especies y ponemos el punto de mira en la biodiversidad vegetal y animal que hubo en su tierra natal y la que hoy podemos observar, la realidad confronta con una gran pérdida en los tiempos actuales.

Hortalizas tradicionales de Aragón.

Para poner de manera humilde y certera la realidad delante de nuestros ojos, divulgando la cultura hortícola local, ensalzando la gastronomía popular para beneficio de nuestros paladares y constatar la riqueza y diversidad hortícola que aconteciendo en las zonas rurales, dedico esta receta al ilustre Félix de Azara.

Nabo de Yosa de Sobremonte.

A comienzos del año 2021, felicité y deseaba un buen año con este artículo “TIEMPO PARA RESTAURAR LA HORTICULTURA”. El tiempo ha llegado, debemos hacer las mejores elecciones y tomar la responsabilidad para que el cambio a una sociedad que salvaguarde la biodiversidad hortícola sea una realidad.

Zanahoria de Ateca.

 Las hortalizas utilizadas en la confección de esta receta, eran de cultivo y consumo habitual entre la población altoaragonesa como han dejado por escrito ilustres aragoneses como Ignacio de Asso, Pascual Madoz o el mismo Juan Altamiras.

Bróquil pellado de Huesca.

 La pérdida de identidad en los territorios rurales así como la desaparición de la cultura y diversidad hortícola y culinaria muestran un deterioro social con graves consecuencias debido a la aparición en las últimas décadas del modelo social consumista, dependiente, lineal y globalizado.

Nabos de Mainar.

Todavía estamos a tiempo de enmendar este error y tomar buena nota para poder devolver a la vida uno de los detalles más bellos y que más satisfacen y nutren a los seres humanos; el alimento y la comida en todas sus expresiones.

Cebolla blanca o babosa de Huesca.

SALTEADO “FÉLIX de AZARA”

Ingredientes

  • Bróquil pellao de Huesca, una mata.
  • Nabo de Yosa de Sobremonte, 10-12 unid.
  • Nabo de Mainar, 2 unid.
  • Zanahoria de Ateca, 4 unid.
  • Cebolla blanca o babosa de Huesca, 10-12 unid.
  • Aceite virgen extra variedad “Verdeña, Negral y Alquezrana” de Bierge, 3 dl.
  • Sal de Naval.

Elaboración

  1. Limpiar y/o pelar las hortalizas, lavar y reservar.
  2. Cocer en agua hirviendo sazonada por separado el bróquil, los nabos y la zanahoria. Refrescar, escurrir y reservar.
  3. La cebolla blanca la cortamos en rodajas de un centímetro, salteamos en aceite y reservar.
  4. Acabar en una sartén salteando con el aceite de rehogar la cebolla blanca todas las hortalizas, incorporar los aros de cebolla blanca, sazonar y emplatar.
  5. ¡¡Buen provecho¡¡

Saltaedo «Félix de Azara».

Comentario

Si Félix de Azara, levantara la cabeza se maravillaría por muchos de los adelantos de la sociedad actual, pero con toda seguridad se enojaría ante la vulnerabilidad y dependencia de las zonas rurales en materia de alimentos y gastronomía.

En Barbuñales como tantos otros pueblos de la geografía aragonesa, las huertas han quedado relegadas al olvido (en muchos casos cubiertas de cemento), la mayoría de las semillas pérdidas para siempre y una gran parte de la sabiduría del campo y de la cocina enterrada bajo tierra.

La vida está dando otra oportunidad, sería una verdadera lástima desaprovecharla.

                     

«Cambiando el hábito de comer, cambiamos el mundo»

 

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