LECHUGA “EL VOLADOR” DE MAELLA

LECHUGA “EL VOLADOR” DE MAELLA

Una reliquia, una pieza de lujo, pero que de no tomar medidas de protección sobre el Patrimonio Alimentario Aragonés el gobierno o las autoridades competentes, el devenir de la misma en unos pocos años será como el de una gran parte de alimentos que han alimentando y agasajado a las generaciones que han poblado esta tierra, (desaparecer de las mesas). Por suerte esta semilla esta custodiada en el CITA, dentro del Banco de Germoplasma de Hortícolas de Zaragoza.

Esta lechuga cuenta con el reconocimiento y el cariño de maellanos y maellanas. Un tesoro de la huerta, de esta tierra eminentemente agrícola. Los habitantes son afortunados por disfrutar de sus afamados melocotones tardíos, aceites de primera calidad, almendras y vino.

El hombre más ilustre que ha dado esta tierra, Pablo Gargallo, quizás nutrió su espíritu creador con esas hojas de lechuga gruesas, dotadas de una inédita textura crujiente y de un sabor refinado como el que evoca la lechuga “El volador”.

Una lechuga que no esta en los mercados, y que solo unos pocos aragoneses tienen el privilegio de comer tan suculento vegetal. Impresiona tanto en la boca cuando la pruebas que de segundo plato prefieres repetir lechuga, el día que la paladeas no puedes dejar de pensar cuanto tiempo volverá a pasar para tener la ocasión de degustar tan excelsa delicia.

ENSALADA BAJOARAGONESA

Ingredientes

  • Lechuga variedad “El volador” de Maella, 2 unidades.
  • Aceitunas variedad “Caspe” de Molina, una docena.
  • Aceite de oliva virgen extra variedades “Verdeña, Negral y Alquezrana” de Bierge, 1/2 dl.
  • Vinagre de vino, 3 c.s.
  • Sal de Naval.

Elaboración

  1. Limpiar y lavar las hojas de la lechuga. Cortar las hojas grandes con la mano a la mitad o en tres trozos. Escurrir bien y poner en la ensaladera.

  2. Acompañar la lechuga con las aceitunas.

  3. Preparar la vinagreta en un vaso y emulsionar. Sazonar la lechuga y aliñar con la vinagreta.

  4. ¡¡Buen provecho¡¡

Comentario

Elaboración netamente local, cargada de simbolismo y de historia. Estamos frente a una variedad de lechuga local aragonesa que cuenta con más adeptos a pesar del tremendo golpe que esta sufriendo la huerta y el territorio rural.

Una variedad que tuve la suerte de conocer en mi periplo de profesor en la tierra del Bajo Aragón Caspe hace algo más de una década y que todavía hoy se mantiene su cultivo y cultura entre una docena de jubilados. Un asunto de estado, un tema troncal y de primer orden por los atributos organolépticos que aporta en la boca y la rusticidad agronómica de la variedad.

Una semilla que expresa de manera inequívoca la sabiduría hortícola de los hombres y mujeres en el Bajo Aragón.

Cambiando el hábito de comer, cambiamos el mundo.

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