SEMBRAR -UN GESTO QUE FORMA PARTE DE LA HUMANIDAD-

SEMBRAR -UN GESTO QUE FORMA PARTE DE LA HUMANIDAD-

La vida es acción, una de las actividades que acompaña a los seres humanos desde que el hombre dejo de ser cazador y recolector y se hizo sedentario es la relación con las semillas. Es evidente que para cosechar, antes hay que sembrar. Parece obvio, pero no lo es tanto, la sociedad moderna se ha ido alejando de su relación con la naturaleza y su vínculo con el mundo de las semillas que son base y sustento de la salud.

Semilla de nabos.

Los seres humanos comemos a lo largo de nuestra vida y lo hacemos varias veces al día. Cuando el ser humano tiene la capacidad de verse y sentirse como parte del planeta y responsable del devenir del mismo, el equilibrio y el orden se mostrará con belleza en cada rincón de la Tierra. En el momento que los seres humanos se autoproclaman dueños y propietarios del planeta, (donde están de paso) y ven las semillas no como una simiente para disfrutar de sus frutos sino para especular con ella, la armonía deja estar presente en lo cotidiano. Por esa razón, la siembra se convierte en un acto voluntario y capital de la condición humana, hacerlo de forma consciente es un regalo y una ofrenda en toda regla.

Igual que las cosas pueden cambiar, también las personas pueden tomar otras referencias y empezar a considerar aspectos que hasta hace poco tiempo le hubieran parecido algo improbable o poco menos que imposible llegar a pensar.

José Luis sembrando nabos en la parcela «El potrero»

Hoy hablo de un hombre que es un auténtico ejemplo, José Luis Frías. Este ilustre Cántabro, tiene todo mi respeto y admiración, mantiene el acerbo cultural-gastronómico de sembrar respigos contra la indiferencia de la juventud, la pérdida de relevo generacional y las difíciles condiciones de vida en el mundo rural. Abrir la mirada a las personas que tratan de mantener la biodiversidad, las tradiciones, y la identidad local a través del alimento es una oportunidad a la que todos nos debemos apuntar para mantener, valorar y respetar una acción que ha formado parte de la esencia humana durante generaciones, desde luego no todos los hombres y mujeres en la actualidad deben ir a sembrar pero considerar lo que ello significa ayuda y refuerza un hábito esencial para la vitalidad y nutrimiento de las personas.

Entre San Lorenzo y el día de la Virgen La Bien Aparecida, es tiempo para sembrar los nabos. Este mes de agosto, José Luis ha realizado ya dos golpes de siembra para que los respigos no vengan todos a la vez. La semilla del nabo no precisa de grandes cuidados, una vez elegida la parcela, sembrar a voleo y la propia semilla al caer al suelo se cuela y solo hace falta agua detrás. Si el tiempo acompaña y llueve en los próximos días, a los 10-12 días empezarán a asomar las primeras plántulas. Me cuenta José Luis que en las últimas décadas las lluvias son más escasas en verano y ello hace que algunas veces haya que regar a los pocos días de sembrar los nabos. Me hace saber José Luis, no hay nada mejor que el agua del cielo, si llueve detrás de sembrar los nabos quedan bendecidos, si hay que regar con agua del aljibe el agua esta muy fría y al nabo no le va mucho y si riegas con agua de la red, el cloro tampoco le agrada a la semilla.

Nabos recien nacidos

La semilla necesita entorno a los 4 meses hasta que la planta se ha formado bien y los tallos tienen el tamaño adecuado. Hay personas que les gusta más el primer respigo, a otros el segundo corte o respigo, (lo que si es cierto es que el segundo corte son más tiernos, más numerosos y vienen escalonados, en el primer corte solo sale un respigo por nabo). Nunca hay 3 cortes.

Algunos años se eligen y dejan nabos para semilla, una vez este bien granada y seca hay que recogerla. Los granos que caigan al suelo y nazcan a eso se le llama (nabo monchino) ese nabo no hace respigo, nace y a los dos meses se pudre o se estropea y se pierde. La semilla que uno se hace, se guarda por 3 años o campañas, luego hay que renovarla, pues pierde una gran parte del poder germinativo.

Por último me indica José Luis, del nabo todo son ventajas, por ello mantener viva esta tradición es una responsabilidad de todos. Antes era un excelente alimento para las vacas, se ponían mucho para alternar cultivos, pues el nabo esponja la tierra, la arregla, quita las malas hierbas y el respigo se utilizaba como ingrediente de numerosos platos. Actualmente todavía hay familias que compran 30-40 manadas (12-14 respigos una manada), los cuecen y los congelan para todo el año.

Una manada de respigos

Una historia centenaria que esta en peligro de extinción. Cuando el hombre va a reflexionar sobre esta pérdida de identidad local. Un detalle para entender que la mano del hombre es vital para mantener el equilibrio en la naturaleza, solo hace falta consciencia y visión colectiva de las cosas para construir y crear cosas bellas.

«No juzgues tu día por cuanta cosecha pudiste recoger, sino por cuanta semilla lograste sembrar»

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