22 ABRIL -DÍA INTERNACIONAL DE LA MADRE TIERRA-

22 ABRIL -DÍA INTERNACIONAL DE LA MADRE TIERRA-

¡¡AMOR, A LA MADRE TIERRA¡¡

 “Así pues, amigos míos, comprendedme bien: es la Divinidad de nuestra madre Tierra la que debemos respetar, preservar de toda mácula y honrar infinitamente más que a todos los santuarios que se erigen aquí y allá, pues es su Soplo el que llama al Sagrado, no el templo el que lo decide…” (Daniel Meurois).

            Mientras sigamos ciegos con las leyes humanas que amordazan la humanidad, no podremos volver a vivir las leyes de la naturaleza que rigen la vida. Todo podría empezar a ser de otro modo si la intención que ponemos en las cosas individuales fuera similar a la atención que ponemos sobre la Tierra.

            Cada 22 de abril celebramos el Día Internacional de la Madre Tierra, una excelente efeméride para hacer balance de lo que hemos hecho y hemos dejado de hacer en nuestra relación con el planeta que habitamos.

            Estamos de paso en la Tierra, ella no nos pertenece, somos una parte de la grandeza y magia de este conglomerado que nos permite vivir en ella. Lo que si tenemos es un rol prioritario, la humanidad es la supraconsciencia del Planeta y en nuestra mano esta la elección en decidir cómo queremos colorear nuestra huella durante los años que vivimos en ella.

Semillas tradicionales, biodiversidad del planeta en cada grano.   

            A lo largo de la historia las civilizaciones que dejaron su impronta en el devenir de la humanidad, (Maya, Inca, Azteca, Mesopotamia, Persa, Griega, China, etc…) la agricultura y la sabiduría desarrollada por las sociedades originaron toda la inmensa diversidad vegetal que ha llegado hasta nosotros.

            Desconcierta la mirada corta, el inconsciente del poder y la ruptura que ha hecho de manera generalizada el conocimiento en las universidades despreciando la sabiduría y conexión de los hombres y mujeres con la naturaleza, el sol, la luna y los planetas.

            El liberalismo, la especulación y la globalidad son incapaces de ver más allá que de sus propios intereses, pero hay que decir qué más pronto que tarde las personas que practican ese divorcio con la naturaleza y con los principios del ser humano y de la verdadera razón de su existencia, los encadenaran a ellos mismos.

           Fruto de todas estas acciones estamos asistiendo a una agricultura moderna, que adolece de vitalidad, de singularidad, de identidad y de sabor. Las semillas tradicionales y libres están viendo cercenada su libertad y condicionada su poder prolífico por una hibridación artificial que hace disminuir la biodiversidad. Además asistimos a la deslocalización de las producciones tradicionales que fomentan los cultivos intensivos con las consecuencias que ello tienen en el orden de las sociedades en el planeta. 

          A todos estos desajustes, el Covid, dio la voz de alarma, el año pasado y vimos la debilidad de los mercados ante una pandemia de estas características y la vulnerabilidad y dependencia de las sociedades ante el modelo alimentario instaurado. Hay que empezar a tomarse en serio el “cambio climático”, tanto el consumo de proteína animal, como las producciones intensivas son insostenibles y  ponen en peligro el devenir de la humanidad en el planeta.

           Por lo tanto la alimentación va a tener que adaptarse a este nuevo tiempo, a un modelo sostenible, a una vuelta a la proteína vegetal, a la producción local para reencontrarse con el sabor, con las texturas y con infinidad de matices que han quedado soterrados por la imagen y el marketing que tanto daño han hecho al planeta y a los paladares.

           La gastronomía no puede cruzarse de brazos, debe conjugar estrategias en beneficio de la sostenibilidad; de priorizar el consumo local, mayor atención a las estacionalidad, fomentar el conocimiento y uso de alimentos provenientes de semillas locales y promover una vuelta a la cocina basada en la proteína vegetal para hacer frente al cambio climático.

Sembrar para después poder cosechar.

           Trabajo colectivo, investigación y transferencia del conocimiento van a ser las claves para poder adaptarse a este nuevo tiempo y hacer frente al cambio climático.

          Es evidente que subir al tren de la Madre Tierra, es una necesidad y un fin que nadie debería cuestionar, por ello ante todas las contradicciones y dificultades que se te presenten únete a la fuerza del colectivo para no dejar pasar el tren y poner las prioridades colectivas por delante de las individuales. Solo así nuestra salud y la del planeta saldrá fortalecida.

CORAZÓN DE TRIGO

Ingredientes

  • Harina de trigo espelta “Biopalacín” en Pomar de Cinca, 700 gr.
  • Levadura fresca, 30 gr.
  • Huevos “Gallineros el Redal” en Luey, 2 unid.
  • Leche fresca “Granja La Sierra” en Tezanos de Villacariedo, 2,5 dl
  • Miel de brezo “Valle Estrechu” en Cahecho, 200 gr.
  • Mantequilla “La Pasiega de Peña Pelada” en La Cavada, 70 gr.
  • Ralladura de limón, 2 c.c.
  • Cardamomo molido, 1 pizca.

Elaboración

  1. Juntar en un recipiente la levadura, la mitad de la leche templada, 40 gramos de harina y una cucharada de miel, reposar.
  2. En un recipiente grande batimos los huevos, luego incorporar el resto de la miel y la leche. A esto le añadimos la mezcla anterior y a continuación poco a poco la mantequilla y la harina tamizada.
  3. La masa una vez juntados todos los ingredientes debe pegarse en las manos, dejar entonces reposar y fermentar hasta doblar el volumen, (2 horas en temperatura ambiente).
  4. Cuando haya subido se trabaja la masa un poco más, no añadir más harina. (se puede poner un poco de aceite en las manos para poder trabajar la masa con más facilidad).
  5. Preparamos el molde de silicona untándolo con mantequilla, colocamos la masa dentro y dejamos reposar de nuevo hasta que vuelva a subir.
  6. Pintar con un pincel muy suave la superficie de la masa con yema de huevo y espolvorear por encima sésamo o almendra fileteada.
  7. Horno precalentado a 180 º C y cocer de 20 a 25 minutos.
  8. Sacar del horno y pasados 3-5 minutos retirar del molde y dejar enfriar.
  9. ¡¡Buen provecho¡¡

Comentario

Nada de verdad puede crecer sin libertad. Tomar la decisión de cambiar es un acto que cada uno debe hacer para sí mismo. La alimentación debe escapar de la especulación e intereses mercantiles para volver a ser libre e universal.

Nutrirnos en consciencia con experiencias de vida para no volver a repetir los mismos errores y ser el mejor ejemplo en pensamientos, ideas, obras y acciones para las generaciones que nos preceden, es el mejor legado que podemos dejar en nuestro periplo por la Tierra.

 

                     Cambiando el hábito de comer, cambiamos el mundo.

 

 

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