CALABAZA DE SECANO DE NAVALMANZANO -SEGOVIA-

CALABAZA DE SECANO DE NAVALMANZANO -SEGOVIA-

Soy un afortunado por conocer a Maribel y José, estos hermanos me han regalado toda su sabiduría entorno a la variedad de calabaza de secano de su localidad. La calabaza tuvo un papel importante años atrás y hoy está a punto de perderse por la falta de relevo generacional y porque las nuevas generaciones se alejan de los ritmos y sinergias que durante siglos habían permanecido intactas en el mundo rural.  Gracias a su compromiso hoy tenemos semillas custodiadas en el Banco de Germoplasma del CITA en Zaragoza y puedo compartir los datos más característicos para tener conocimiento de este vegetal tradicional.

Semillas de calabaza de secano de Navalmanzano.

En Navalmanzano medio siglo atrás no había otra calabaza que no fuera la calabaza de secano, su cultivo estaba generalizado y su aprovechamiento era un manjar como me han hecho saber.

La calabaza se sembraba a la vez que los sandiales y las patatas, las fechas habituales eran entre el 10 y el 15 de mayo. Los suelos de Navalmanzano destacan por su gran contenido en arena y la frescura que hay en las capas bajas, eso hacía posible que en los cabeceros u orillas de las parcelas sembraran “parras” (así llaman en Navalmanzano a las matas de calabaza). José me explicaba con nostalgia, antes sembrabas y te olvidabas de la “parra” ella sola hacía el ciclo y solo te acordabas en octubre de ir a recoger calabazas. Hoy el cultivo es más complicado y la producción de una “parra” es menor. Me hace saber José, antes no se sacaba agua para regar y la capa freática estaba más alta, en la actualidad se cultiva plantones de fresas para llevar a Huelva y sospecho que este factor está incidiendo en el cultivo y fortaleza del ciclo de la calabaza.

«Parra» en Navalmanzano.

La calabaza una vez recolectada se guarda mucho, la corteza es muy dura. El uso que se ha hecho de ella décadas atrás era para hacer el -arrope-. En Navalmanzano cuando te decían vamos a tomar arrope, sabías que llevaba calabaza. En la época de su juventud, José recuerda el cultivo de la vid, hoy a desaparecido. Entonces cuando la vendimia, cogían mosto lo reducían a la mitad y le ponían la calabaza en trozos y terminaban de cocer todo junto para hacer el arrope de calabaza. Maribel me recuerda, era un manjar, lo comíamos solo o sobre el pan para merendar. Otro de los usos de la calabaza tiempo atrás era para acompañar el cocido, tradicionalmente se comía con berza y cuando esta se acababa se sustituía por la calabaza.

Compartiendo tertulia con José.

En la actualidad ya quedan pocas casas que mantengan el cultivo de esta calabaza y como no hay producción de vino, Maribel hace el dulce de calabaza y en ocasiones el bizcocho de calabaza con la calabaza asada. Aquí os dejo la receta del dulce de calabaza.

DULCE DE CALABAZA

Ingredientes

  • Calabaza, 1 unid.
  • Calabaza limpia, 1,100 kg.
  • Azúcar, 300 gr.

Elaboración

  1. Pelar la calabaza y cortar la carne en rodajas de 4-5 mm de grosor y luego hacer trozos del tamaño que nos agrade.
  2. Juntar calabaza y azúcar y dejar toda la noche. Al día siguiente veremos que ha soltado mucha agua, pero no debemos quitarla.
  3. Poner a cocer el conjunto hasta que se va dorando la calabaza y ya no aporta sabor a calabaza. Alrededor de 2 horas.
  4. Emplatar.
  5. ¡¡Buen provecho¡¡

Comentario

Para Maribel, es como una golosina, sabor inédito, particular y gustoso en boca. El dulce de calabaza se puede poner en botes y conservar para comer cuando uno le apetece.

Un ejemplo más de la interacción entre la sabiduría del ser humano, la diversidad de especies vegetales y la conexión con la tierra. Simbiosis que han funcionado durante siglos y que hoy están al borde de la desaparición y con ello la identidad de los pueblos y la esencia de los territorios.

Vida moderna con gran ausencia de sabor y pocas satisfacciones dan más felicidad en la mesa y quedan grabadas en nuestro cerebro que cuando comemos un alimento que asociamos a un lugar, a una variedad y a un momento. Tristemente, cada vez es más difícil poder vivir y experimentar estas experiencias culturales y culinarias.

                     Cambiando el hábito de comer, cambiamos el mundo.

 

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