SALIR DEL MATERIALISMO Y ENTRAR EN LA VERDAD

SALIR DEL MATERIALISMO Y ENTRAR EN LA VERDAD

Una tarde cinco años atrás, en uno de mis viajes al campo a empaparme de la sabiduría de las mujeres y hombres del territorio rural, me dieron otra de las muchas enseñanzas que he sido objeto especialmente en esta última década. Un extracto del diálogo que mantuve esa tarde;

–A ver Ismael, tu que estás con tanta gente queriendo tomar nota de todas estas cosas que interesan más bien poco a la mayoría de los mortales, dime: ¿en que siglo estamos?

–Vamos a ver Félix, llevamos más de una década metidos en el siglo XXI,¡que pregunta tienes¡

Félix, volvió a preguntar.

–Veo que no me has entendido, te estoy preguntando si conoces, ¿cual es el siglo en el que estamos?

–Estamos en el año 2015, siglo XXI.

Félix, repitió de nuevo la pregunta.

–Ya veo que a estas alturas todavía no te has enterado en el siglo en el que estamos.

–No se a donde quieres llegar.

Miré a Félix con cara de no entender que me trataba de decir y le sonreí, esperando me despejara pronto que quería verter sobre mí.

–Mira Ismael, es cierto que estamos en el siglo XXI, pero la verdad es que estamos en el siglo de la mentira.

Una vez más pensé para mí, otra lección de grandeza y conocimiento de un agricultor. Mientras yo me detenía en sus palabras, Félix siguió hablando.

–No te das cuenta como políticos, jueces, funcionarios de todo signo político, de toda condición humana, hablan y hablan y solo cuentan mentiras. Y si algún valiente pone en duda sus palabras tratan de retorcer su argumento hasta que son capaces de convertir otra mentira en una verdad disfrazada. ¿acaso crees que hay algún buen ejemplo en todo esto? ¿qué esperanzas puede tener la juventud con estos comportamientos indeseables e impresentables? De no cambiar la realidad, no te quepa la menor duda, este es el siglo de la mentira.

Sirva esta enseñanza para entrar en nosotros y ver donde no queremos mirar, que hay que salir del materialismo y entrar en la verdad de las cosas. Volver a la esencia humana, primero ser y después tener. Estamos en un tiempo donde la comunicación se hace difícil, hay que tener una perspectiva por el bien del colectivo, las decisiones que tomemos ahora marcarán el futuro inmediato de la humanidad.

Las leyes de la vida consciente son las que van a ayudar a la humanidad a salir de esta prueba a la que nos está enfrentando este tiempo, además de los auténticos valores humanos y la palabra bañada con la verdad. La consciencia, las experiencias de vida y la verdad nos abren a una realidad distinta a la que durante estas últimas décadas se ha manifestado en el planeta.

No hay aprendizaje sin experiencias, sabemos que errar es humano pero debemos experimentar, aprender y abrir nuestras consciencias para no cometer nunca más los mismos errores. Hay que empezar a buscar otras fórmulas para expresar de forma diferente propuestas nuevas y poder cambiar las cosas.

Huerto en la localidad de Bañón, Teruel.

Que importa la casa que tengo, o el coche, o con qué tipo de ropa visto si no tengo nada que llevar a la boca o lo que pongo en la mesa no ofrece nada de sabor, no comporta ningún bien para el colectivo y no satisface la sostenibilidad del planeta. El materialismo, el poder y el ego crea sociedades vulnerables y dependientes, ¿todavía no nos hemos dado cuenta?

El momento que vivimos es un nuevo tiempo, toca reflexionar y no juzgar, es la hora de ver más allá, hacer introspección para sacar lo mejor de nosotros, para contribuir con las más bellas intenciones a un mundo donde la expresión del orden, la armonía, la fraternidad, sea bien distinta a lo que hemos visto hasta ahora.

El cambio es posible, pero para ello los seres humanos deben renunciar a cosas personales, no habrá cambio si esperamos a que otros lo hagan por nosotros, cada uno tiene su labor y papel, no es ni mejor ni peor, es el que le toca a cada uno, nadie lo hará por ti.

La relación con el dinero debe expresarse de forma bien distinta, el materialismo sin principios ni valores lleva a la autodestrucción y a la involución personal y colectiva. Tener dinero, no es malo ni es bueno, la grandeza de las mujeres y hombres es saber que podemos hacer con él en aras de impactar en la vida y en la sociedad de manera positiva.

La materia de la que está hecha la vida es muy diversa y la materia que sirve de alimento a la humanidad son “las semillas”, estas corren un grave peligro de quedar en manos de media docena de multinacionales con el único fin de especular con ellas y atentar contra la vida de las mujeres y hombres en el mundo y contra la propia salud del planeta.

Las semillas son la base y sustento de la población, ellas deberían ser como el aire, ningún país puede apropiarse del aire, el aire es del mundo, es de la tierra, pertenece a todos y a ninguno, el aire es libre, es el soplo para mantenernos con vida. Eso mismo debería ocurrir con las semillas.

Las semillas necesitan manos sabias y tiempo para dar frutos, la tierra ha ofrecido un maná donde la diversidad de ellas es una auténtica obra, es algo vivo, que se ha heredado y transmitido todo su conocimiento de padres a hijos.

Banco de semillas locales de Aragón.

Los únicos bancos que si dan de comer a los seres humanos allá donde vivan son los “Bancos de Semillas”. No hay tesoro mayor en la tierra que las semillas, son ellas las que nutren a los animales y al ser humano.

¿Qué valor tienen las semillas? Todo, sin ellas no hay vida posible en el planeta. ¿Qué está pasando con ellas? Es una situación jamás vista hasta ahora, el éxodo rural y el modelo de agricultura intensiva contribuyen a abandonar las semillas tradicionales y a dejar en el olvido la agricultura tradicional. Todo ello contribuye a una pérdida de biodiversidad, de cultura alimentaria local, y a una especulación, contaminación y apropiación de las semillas por unas pocas empresas. Además, está la merma de sabor en la cadena alimentaria, el alineamiento mundial en la oferta de alimentos y el abandono de la estacionalidad de los frutos del campo.

El orden está si se reconoce, enamorarse de la vida ordenada, de una nueva visión sobre el mundo, para ser actor, espectador y ejemplo de la vida construida con acciones de verdad.

Lo que nuestros antepasados cuidaron durante siglos y generaciones, lo estamos perdiendo en apenas una generación.

¿Cuándo vamos a comprometernos y responsabilizarnos para revertir este comportamiento?

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